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Coloquio de Don Juan y Lisardo

by María Egual

Region: Valencia, Spain

Edited by Waverly Maughan and Kelan Combe

Coloquio

LISARDO:

Perdona, amigo Don Juan,
que a estas horas a tu casa
vengo a darte el bienvenido
que no ha sido la tardanza
descuido de mi cariño,
sino fuerza de la escasa
fortuna que me persigue,
impidiéndome que salga
de día donde me vean
que es fuerza que retirada
mi persona esté unos días.

 

DON JUAN:

Cierto Lisardo que hallaba
mucho menos tus favores,
pero ahora nuevas ansias
entran mis dudas y así
me rescate mis instancias,
que me digas la ocasión
que has tenido, porque salga
mi corazón de la pena
que el recelo le adelanta.

 

LISARDO:

No dejaré de contar,
amigo, lo que me pasa,
pero primero deseo
saber cómo en tu jornada
te ha ido y si de aquel pleito
han quedado ya ajustadas
del todo las dependencias.

 

DON JUAN:

Ya quedaron acabadas
las fatigas del litigio,
pero ahora es más tirana
y más fuerte pretensión
la que solicita el alma.

 

LISARDO:

Pues decídmela por Dios,
que ya sabéis que fiarla
podéis de mí.

 

DON JUAN:

Así es verdad,
pero primero me llama
mi obligación a saber
por qué estando retirada
vuestra persona, sin duda
será lance de importancia
y por si puedo serviros,
os pide mi confianza
me refiráis el suceso,
pues sabéis bien que mi espada
y persona la[s] tendréis
para serviros en cuantas
ocasiones se ofrecieren.

 

LISARDO:

Siempre en esa confianza
corresponde mi atención,
aunque no en nombre de paga
a las honras que os merezco,
y así acortando palabras
referiré de mis penas,
las tiranas circunstancias.((Aquí “Relaçion de hombre.” está escrito en el manuscrito, pero se omite en la edición porque no añade nada a la obra.))
Digo pues, Don Juan amigo,
que saliendo una mañana
de éstas, que el abril convida
en nuestra fértil estancia
con las flores que producen
lo frondoso de las plantas,
que en lo fragante publican
de los ámbares que exhalan,
que en este país las flores
es donde mejor se hallan,
vagué a la hermosa ribera
del Turia((El río que corre al norte de Valencia)) que en tersa planta
enriquecen sus cristales
a las frondosas campañas.
Paseando por la orilla,
divertía mi esperanza
aquel ocio en que vivía
mi libertad sin las ansias
ni cuidados del amor,
pero ¡ay de mí! que se engaña
el que piensa inadvertido
que para que entre en el alma
necesita de más tiempo
ni de otra circunstancia
que un leve acaso y sino.
Dígalo mi confianza,
que pensando que el despejo
de mi condición bizarra
del amor triunfar podría
las astucias y acechanzas.
Quedó burlado mi orgullo,
pues a su imperio se halla
tributario el albedrío
y en fuerte prisión las ansias.
Pues para ser más activa
la herida, puso en la aljaba
para el blanco de mi pecho
la airoso de una tapada
hermosura, que aunque el manto
avaro la recataba,
pude colegir atento
en la discreción que hablaba,
que quien el alma tenía
tan bella, la acompañaba
al cuerpo la perfección,
que es opinión temeraria
y grosera la que niega
a la hermosura esta gracia.
Fui siguiendo de sus huellas
la breve seña que estampa
en la arena, y al llegar
a subir por la calzada,
vi que miraban dos hombres
con cuidado, y repara
la embozada que me dijo,((La siguiente escena es muy parecida a la primera escena de La dama duende de Pedro Calderón de la Barca en que Don Luis y Rodrigo persiguen a doña Ángela y don Manuel los detiene.))
mirase que la importaba
a su honor, no la siguieran
ni vieran dónde llegaba,
que a una distancia harto corta
la esperaban sus criadas.
Obedecí su precepto
y primero con palabras
cortesanas procuré
detenerles, mas con ansia
quisieron seguir su intento,
y viendo aquella arrogancia,
se apuraron mis enojos
y airado, saqué la espada.
Reñí y fue tanta mi dicha,
mas mal digo, mi desgracia,
pues este ha sido el motivo
y de mis penas la causa
que a los primeros encuentros
con que diestro batallaba,
oigo que el uno decía,
y ha desangrado a mis plantas,
<<¡muerto soy!>> y que cobarde,
el otro volvió la espalda,((el manuscrito dice espalda, pero depende del contexto la palabra podría ser espada también, i.e. que volvió la espada a su vaina. Decidimos seguir al manuscrito))
viendo pues que a mi valor
nada que hacer le quedaba.
Acudió mi obligación
a buscar aquella dama,
que del susto y el pesar,
en brazos de una criada
entre mortales congojas
estaba, tan desmayada
que la temieron difunta
mis recelos, porque estaban
de sus soberanos soles
las luces muy apagadas.
Y como suele la rosa,
que es reina de la campaña,
al madrugar de la aurora,
descoger la hermosa gala
de tanta púrpura ardiente,
tanto rubí y esmeralda,
y que el rocío envidioso
solicita con su saña
marchitar de aquella pompa
tanta lucida fragancia;
así al verla, reparé
a mi divina tapada,
que las lágrimas que fueron
más ricas que las del alba
al bajar por las mejillas,
las destiñeron el nácar.((Quitaron el colo dela capa interior y reluciente de la concha de un molusco))
Cobrando un poco el aliento,
<<si tu valor no me ampara>>,
dijo, <<mi vida peligra,
pues muere el honor y fama
de una mujer principal
tanto como desgraciada,
mi hermano>>, mas ya no pudo
proseguir, que las palabras
otra vez del sentimiento
se quedaron embargadas.
Aquí don Juan, te prometo
que quedaron tan turbadas
mis potencias y sentidos
que el corazón con las ansias
en que fluctuaba el pecho
dudoso, titubeaba
como hallaría remedio
y el remedio embarazaba,
pero en tantas confusiones,
el valor me dio la traza.
Pues cual otro, fuerte Alcides,((Otro nombre para Hércules))
en mis brazos sustentaba
de aquella hermosura el cielo,
pero aquí es fuerza que haga
digresión, porque al oír
mis extremos, cosa es clara,
habréis pensado que es ésta
de mis pesares la causa.
Pues no amigo, que a mayor
extremo de penas pasan
mis cuidados y desvelos,
y así sabed que con ansia
mi solicitud busco,
un jardín de los que estaban
más cerca de la Alameda,((El parque Alameda se encuentra en Sevilla y tiene fama por ser el jardín público más antiguo de Europa, fundado en 1574))
que allí sucedió la rara
historia que he referido,
y entrándome por la casa
para ver si hallar podía
quien diera a tanta desgracia,
si no a mi dolor remedio,
algún alivio a la dama.
Aquí es pues donde te buscan
con más atención mis ansias,
porque en el jardín que he dicho
reparé, que unas guirnaldas
hermosamente tejía
sobre un catre de esmeraldas
la mejor Venus de Chipre.((Venus es la diosa de amor, belleza y sexo, y se creía que su hogar fue la isla griega de Chipre. La llegada de Venus a Chipre se representa en el cuadro famoso El nacimiento de Venus por Botticelli.))
Para coronar hazañas
y trofeos del amor
de las flores que brotaban
al reflejo de sus soles
ufanamente las plantas,
turbado llegué a sus pies
y dije, <<En belleza, tanta
fuerza es que encuentre piedad
un hombre que le amenaza
con rigores la justicia,
porque la suerte tirana
ha querido que a sus manos
un infeliz pagara
de un osado atrevimiento
la grosería pesada.
Y así, divina Deidad,
permite sean las aras
de tu soberano templo
asilo de mi desgracia
y aunque sea indigno el ruego
de merecer dicha tanta,
muévate el ver la difunta
belleza que ya sin alma
traigo en mis brazos que son
sepulcro donde descansa.>>
Al ver la triste tragedia,
compasiva se levanta
y llamando con cuidado
a sus damas, cuerda manda
que me lleven a un retrete((“Cuarto pequeño en la casa o habitación, destinado para retirarse.” -Real Academia Española))
diciendo, <<tan lastimada
me tienen vuestros sucesos
y los de esa triste, infausta((desgraciada; infeliz))
belleza, que sin temor
podréis estar mientras pasa
esa luminar antorcha
a mostrar sus luces claras
a otro hemisferio, pues quiso
en tan deshecha borrasca((Tormenta; tempestad))
conduciros la fortuna
a tomar puerto en mi casa>>.
Llegó la noche que en densas
oscuras nubes y pardas
de la lobreguez hacía
ostentación más bizarra,
y mandando que saliera
del retrete a donde estaba,
dijo, <<Ya está el coche puesto,
y mirad donde esta dama
queréis llevar, que yo hiciera
la piedad más dilatada,
si no, es que temo que ya
es hora que vuelva a casa
mi padre que a una quinta
se ha salido esta mañana.>>
Yo entonces, agradecido
a tanto favor, no hallaba
ni palabras que decirla
ni razones que expresarla,
y así le dejé al silencio
la elocuencia de mis ansias.
Fuime, mas quedó en el huerto
todo el corazón y el alma
que en amorosos incendios
iba creciendo la llama.
Pues mi noble obligación
en dos afectos se hallaba--
mi atención a lo piadoso,
mi pasión a aquella rara
hermosura peregrina,
que ahora omito el pintarla
por no hacer la relación
más prolija ni más larga.
Dejé en casa de mi tío
don Pedro aquella tapada,
que hasta entonces ignoré
quien era, que aunque la cara
pude ver, no conocí
porque estaban muy turbadas
mis potencias, mas después
porque fuera mi desgracia
más infeliz, he sabido
que era del difunto hermana,
la del huerto que ya es
imán de mis esperanzas.
Quejosa o celosa, en fin,
del homicidio a mis ansias
no ha querido dar oído
por más que en vivas instancias
en mi ya rendido afecto
amante solicitaba.
Esta mi nueva pasión;
ha sido amigo la causa,
para que yo de Valencia
a prisa no me ausentara
y retirado en el Carmen((El convento del Carmen en Valencia.))
estoy hasta que ajustadas
queden tantas confusiones,
congojas, penas, desgracias,
sobresaltos y fatigas
como a mi vida amenazan.

 

DON JUAN:

Con atención he escuchado
vuestra relación y es tanta
la pena que me ha causado
que sobre, que está mi alma
padeciendo el más cruel
tormento y la más extraña
confusión de pesadumbres.
Para sentir la desgracia
que os sucede da a la pena
licencia más dilatada
el amor que ponga remedio
y serene la borrasca
de tantas tribulaciones.

 

LISARDO:

Vuelvo a repetir las gracias
por tanto favor. Y ahora
mirad que impaciente aguarda
mi atención el que digáis
la tragedia que con tanta
tristeza os tiene suspenso.

 

DON JUAN:

Pues escuchadla,

para que veas, Lisardo,
que también son mis sucesos
extraños como los tuyos,
estáme este rato atento.
Pues si oyes mis pesares,
yo sé que tendrás consuelo,
porque verás, no eres solo
en quien el tirano seño
airado de la fortuna
muestra lo vario y soberbio,
haciendo en breves instantes,
con el veloz movimiento
de su rueda, desdichado
al más feliz, porque en esto
tiene el infeliz alivio
y el que es feliz escarmiento,
Que yo como experimentado,
hablo en mis propios ejemplos.
Pues me veo tan mudado
que del uno al otro extremo
se han pasado mis cuidados,
creyendo amigo, y es cierto,
que se ha querido vengar
Amor((Cupido)) de aquellos despegos
de mi altiva condición,
y así se ha valido diestro
de un acaso muy extraño
para que su prisionero
fuese y rindiese mis ansias
a las leyes de su imperio.
Vos por lo menos tenéis
aunque en tantos desconsuelos
el alivio de poder
ver a vuestro hermoso dueño,
pero mi pena es de suerte
tan tirana que no tengo,
por más que el pecho se abraza,
modo de aliviar el fuego.
Qué bien dijiste <<¡Ay de mí!>>,
que Amor para hacerse dueño
del corazón en muy poca
ocasión logra su intento,
pues a mí en una ilusión,
una sombra en bosquejo,
me tiene ya tan postrado,
que avasallado lo cuerdo,
no le vale a la razón
el que vaya previniendo
remedios para el peligro,
porque como está ya ciego
el discurso, arrastra al alma
engañada del afecto
donde guia la pasión,
y así sin mirar los riesgos,
ella en fin es la que más
solicita su tormento.
Ya sabréis que aficionado
soy a la caza, que en esto
ha entretenido gustoso
algunos días el tiempo.
Y aunque en Madrid ocupado
me tenía tanto el pleito,
no dejó de darme treguas
para que al divertimento
de este ejercicio, una tarde
con un amigo (que es cierto
le debí muchas finezas,
porque a más de los cortejos((favores o regalos))
que en Madrid le merecí,
a un lugarcito pequeño
que tiene junto Aranjuez((una ciudad que se encuentra a unos 50 kilómetros al sur de Madrid que tenía un palacio dedicado a ser un pabellón de caza)),
me llevó, porque mi esfuerzo
lograse, en el jabalí((un especie de puerco, típicamente salvaje. en inglés, wild boar))
y en el venado ligero,
la destreza del venablo((un tipo de dardo o lanza corta que se puede tirar fácilmente))
y del plomo los aciertos),
a divertirme salí
logrando mi altivo ​anhelo
a las alas por despojos
y a las testas por trofeo.
Estaba ya algo cansado,
porque los rayos de Febo((otro nombre para Apolo, el dios del sol))
fomentaban el calor,
y así busqué un arroyuelo
para aliviar el cansancio
que hizo la sed más molesto.
Halléle para mi mal;
pero aquí es donde quiero
y pido vuestra atención,
para que veáis que es cierto
lo que os dije, que fue raro
el modo del vencimiento.
Apenas pues, al cristal
puse el labio, cuando advierto
sobre un césped de esmeraldas
el más divino portento
de hermosura y perfección
en un retrato pequeño,
y porque más admirase
del sabio pincel lo diestro
en aquel tan breve espacio,
vi copiado todo el cielo.
Tomé el hermoso milagro,
y como suele el veneno
entorpecer por la caña
que tiene, asido el anzuelo
al pescador y la pena
misma que le causa al pecho
le suspende las acciones
y le embarga el movimiento,
que aunque conoce el peligro
no puede apartarse al riesgo.
Así mismo sucedió
a mi pasión, que al momento
que miró la soberana
belleza, quedó suspenso
el corazón, sin saber
en los contrarios afectos
qué iba labrando el amor
en lo interior con incendios,
que dudaba temeroso
y recelaba temiendo
si era más pena el mirar
el retrato o más tormento
no verle, y así indecisos
estuvieron mucho tiempo
mis sentidos hasta que
más cobrados los alientos,
hablando con mi aflicción,
así prorrumpió el deseo,

Muda beldad que solo imaginada
arrebatas tras ti tanto albedrío,
¿cómo podré yo redimir el mio,
cuándo me le robaste aún ignorada?

Si aún en toscos colores dibujada
muestra tu hermosa copia tanto brío,
¿cuán superior será tu señorío
en tu original mismo contemplada?

¿Cómo -di- de un trofeo a otro trofeo
con tal poder tus luces autorizas,
que aunque sin alma te contemplo, veo

que aún más que viva con tu vista hechizas?
Mas ¡ay de mí! que puedes vivir creo
con tantas almas como tiranizas.

Volvimos pues a la corte,((la corte = Madrid)).
pero amigo te prometo
que me vi tan otro que
me desconocí a mi mesmo,((Mantenemos la ortografía anticuada por la rima.))
porque toda la alegría
de mi natural se ha vuelto
en vanas melancolías
y tristes desabrimientos.
Pues mis ojos ya no gustan
tener sino este objeto
para entretener la vista,
en cuyo suave embeleso
hacen lisonja el suspiro
y el llanto merecimiento.
El breve rato que pagan
lo que le deben al sueño,
en la triste fantasía,
se la finge el pensamiento.
Cuando las luces me faltan
para ver su hermoso cielo,
está desabrido el gusto,
porque solo es el veneno
que ha introducido la vista
sabroso mantenimiento.
En fin amigo, no soy
el que solía, y confieso
que en solo la soledad
encuentro algo de consuelo,
porque no puedo vivir
sino es el rato que quedo
a solas con mi dolor,
idolatrando el perfecto
simulacro de mi amor,
en cuyas aras al fuego
de mi encedido volcán
arde en sacrificio el pecho.
Y por ver si a mi esperanza
le podría hallar un medio,
porque en la desconfianza
se aumentan más los recelos,
no ha perdonado el cuidado,
fatigas, ansias, desvelos,
buscando el original
de aquel divino portento,
pero es tanta mi desgracia
y es mi hado tan adverso
que no he podido encontrar
para templar el tormento,
seña, noticia, ni indicio;
con que quedan mis anhelos,
con este nuevo cuidado,
con mayores sentimientos.
Y así me he venido, amigo,
determinado y resuelto
de trasegar((mover desde un lado al otro; revolver)) esos mares,
de buscar reinos ajenos
y todas cuantas provincias
doran los rubios cabellos
de ese farol luminoso,
y hasta el más remoto centro,
lóbrego caos de la tierra,
porque si no mis alientos
en repetidas congojas
desmayan. Pues ya no puedo
vivir si el cielo piadoso
al ver lo que padeciendo
estoy no les da a mi pena
en el hallazgo remedio.

 

LISARDO:

Siento, don Juan, has debido,
que ha estado mi corazón
pendiente de la atención,
todo aplicado al oído,

y siento mucho el cuidado
que aflige tu pensamiento,
pero siempre el sufrimiento
tiene mucho adelantado

para triunfar y vencer
de lado cualquier fortuna.

 

DON JUAN:

No espero, amigo, ninguna
ni pienso poder tener

alivio en mi ciego amor,
porque como va creciendo
el fuego, más va encendiendo
con la llama mi dolor.

 

LISARDO:

Todo el tiempo lo mejora
y fío que piadoso el cielo
dará a tanto mal consuelo,
mas ya parece que es hora

para volverme al convento
a mi retiro a morir,
y así para poderme ir
la licencia os pido atento.

 

DON JUAN:

A Dios, amigo Lisardo,
hasta volvernos a ver.

 

LISARDO:

A sentir y padecer
voy en el fuego en que ardo.

Fin

Diplomatic Transcription


77[r]
Coloquio de D<o>n Juan, y Lizardo.
Lizar<d>o. Perdona amigo D<o>n Juan
[77v]
que ã estas horas a tu casa
vengo ã darte el bien venido
que no asido la tardança
descuydo de mi cariño
sino fuerça dela escasa
fortuna que mepersigue
impidiendome que salga
de dia donde me vean
que es fuerça que retirada
mi persona este unos dias.
D<o>n Ju<an>. Cierto Lizardo que hallava
mucho menos tus favores
pero ã hora nuebas ançias
entran mis dudas, y assi
merescante mis instançias
que medigas la ocaçion
que astenido porque salga
mi coraçon dela pena
que el reçelo le adelanta
78[r]
Liz<ard>o. No dexare de contar
amigo lo que mepasa
pero primero deseo
saber como entu jornada
te aydo, y si deaquel pleito
anque dado ya ajustadas
del todo las dependiençias.
D<o>n Ju<an>. Ya que daron acabadas
las fatigas del letigio
pero ã hora es mas tirana
y mas fuerte pretençion
la que soliçita el alma.
Liz<ard>o. Pues decid mela por Dios
que ya sabeis que fiarla
podeis de mi.
D<o>n Ju<an>. Assi es verdad
pero primero mellama
mi obligaçion ã saber
porque estando retirada
[78v]
vuestra persona sin duda
sera lançe de importançia
y por sipuedo serviros
ospide mi confiança
me refirais el suceso
pues sabeis beinque mi espada
y persona la tendreis
para serviros enquantas
ocaciones seofreçieren.
Liz<ard>o. Siempre en essa confiança
corresponde mi atençion
aunque no en nombre de paga
alas honrras que os merezco
y assi acortando palabras
referire de mis penas
las tiranas circunstançias.
79[r]
Relaçion de hombre.
Digo pues, D<o>nJuan amigo
que saliendo una mañana
de estas, que el Abril combida
en nuestra fertil estançia
con las flores, que producen
lo frondoso delas plantas,
que enlo fragante publican
delos ambares que exalan,
que en este pais las flores
es donde mejor seallan.
Vagé ala hermosa ribera
de el turia, que en tersa planta
en riqueçen sus cristales
alas frondosas campañas.
paseando por la orilla,
divertia mi esperança
[79v]
aquel oçio, enque vivia
mi libertad, sin las ançias
ni cuydados del amor;
pero ay demi! que se engaña
el que piensa in advertido,
que para que entre en el alma,
neçesita de mastiempo,
ni de otra circunstançia
que un leve acaso, y sino,
digalo mi confiança
que pensando que el despexo
de mi condiçion biçarra.
del amor triunfar podria
las astuçias, y açechanças
quedó burlado mi orgullo,
pues asu imperio se alla,
tributario el albedrio,
y en fuerte prision las ançias.
80[r]
pues para ser mas activa
la herida, puso enla alxava
para el blanco de mi pecho
la ayroso de una tapada
hermosura, que aunque el manto
avaro la recatava,
pude colegir atento
en la discreçion, que hablava,
que quien el alma tenia
tambella, la acompañava
al cuerpo la perfecçion;
que es opinion temeraria
y grosera, laque niega
ala hermosura esta gracia.
fuy siguiendo de sus huellas
la breve seña, que estampa
enla arena, y al llegar
a subir porla Calçada
[80v]
vi que miraban dos hombres
con cuydado, y repara
la emboçada que me dixo:
mirase que la importava
asu honor, nola siguieran,
ni vieran donde llegava,
que auna distançia arto corta
la esperaban sus criadas.
Obedeçi su precepto,
y primero, con palabras
cortesanas, procure
de tenerles, mas con ançia
quisieron seguir su intento,
y viendo aquella arrogançia,
se apuraron mis enojos,
y ayrado, saque la espada.
reñi, y fue tanta mi dicha
mas, mal digo, mi desgraçia,
81[r]
pues este asido el motivo,
y de mis penas la causa.
que alos primeros en cuentros,
conque diestro batallava,
oygo: que el uno deçia
y a dessangrado amis plantas:
muerto soy; y que cobarde
el otro bolvio la espalda.
Viendo pues, que ami valor
nada que hazer le quedava,
a cudio mi obligaçion
abuscar aquella Dama,
que del susto, y el pesar,
en braços de una criada,
entre mortales congoxas
estava, tan desmayada
que la temieron difunta
mis reçelos, porque estaban
[81v]
de sus soberanos soles
las luzes muy apagadas.
y como suele la rosa,
que es reyna dela campaña,
al madrugar dela Aurora
descoger la hermosa gala,
de tanta purpura ardiente
tanto rubi, y esmeralda,
y que el roçio imbidioso
solizita, con su saña
marchitar deaquella ponga
tanta luçida fragançia;
pues asi le sucedio aci al ver la repare((Parece que aquí escribió el mismo verso dos veces, pero tachó el primero por ser difícil de leer y lo escribió de nuevo arriba.)) acial ver la repare
ami divina tapada
quelas lagrimas que fueron
mas ricas quelas del Alva
al baxar por las megillas
las destiñeron el nacar.
82[r]
Cobrando un poco el aliento;
si tu valor no me ampara
dixo: mi vida peligra
pues muere el honor y fama
de una Muger prinçipal
tanto, como desgraçiada.
mi hermano; mas ya nopudo
proseguir, quelas palabras
otra vez del sentimiento
sequedaron embargadas.
Aqui D.<o>n Juan, teprometo
que quedaron tan turbadas
mis potençias, y sentidos,
que el Coraçon con las ançias
en que fluctuava el pecho
dudoso titubeava
como allaria remedio
y el remedio embaraçava
[82v]
pero entantas confuçiones, 
el valor medio la traça.
pues qual otro fuerteAlçides
en mis braços sustentava
de aquella hermosura el Cielo;
pero aqui esfuerça que haga
digreçion, porque al oir
mis estremos, cosa es clara, 
abreis pensado, que es esta
de mis pesares la causa.
pues no amigo, que amayor
extremo depenas pasan
mis cuydados, y desvelos,
y assi sabed, que con ançia
mi silicitud busco
un jardin, delos que estavan
mas cerca dela Alameda,
que alli sucedio la rara
historia que ẽ referido,
83[r]
y en trandome porla  cassa,
para ver si allar podia
quien diera atanta desgraçia,
sino ami dolor remedio,
algun alibio ala Dama.
Aqui es pues donde te buscan
con mas atençion mis ançias;
porque enel jardin, que ẽ dicho
repare, que unas Guirnaldas,
ermosamente tegia
sobre un catre de esmeraldas,
la mejor Venus de Chipre,
para coronar hazañas,
y trofeos del amor.
delas flores que brotavan
al reflexo desus soles
ufanamente las plantas:
Turbado llegue asus pies
y dige: en belleza tanta
[83v]
fuerça es que encuentre piedad
un hombre, que le amenaça
con rigores lajustiçia,
porque la suerte tirana
aquerido, que asus manos
un infelize pagara
de un osado atrevimiento
la groseria pesada.
Yassi, divina Deydad
permite, sean las aras
detu soberano templo
açilo de mi desgraçia,
y aunque sea indigno el ruego
de mereçer dicha tanta,
muevate el verla difunta
belleza, que ya sin alma
traygo en mis braços, que son
sepulcro donde descansa.
Al verla triste tragedia
84[r]
compasiva se levanta,
y llamando con cuydado
asus damas, cuerda manda,
que melleben aun retrete
diçiendo; tan lastimada
me tienen vuestros sucesos,
y los de essa triste infausta
belleza, que sin temor,
podreis estar mientras pasa
essa luminar antorcha
a mostrar sus luzes claras
ã otro emisferio, y pues quiso, 
en tan desecha borrasca,
conduçiros la fortuna
atomar puerto en mi cassa;
llego la noche, que endenças
obscuras nubes, y pardas
dela lobreguez, hazia
ostentaçion mas biçarra
[84v]
Y mandando, que saliera
del retrete adonde estava
dixo: ya esta el coche puesto.
Y mirad donde esta Dama
queréis llevar, que yo hiziera
la piedad mas dilatada,
sino es que temo que aya
es ora que buelva a cassa
mi Padre, que auna quinta
se asalido esta mañana;
yo entonçes agradeçido
atanto favor, no hallava
ni palabras que deçirla,
ni raçones que expresarla.
y assi le dexe al silençio
la eloquençia demis ancias.
fuime, mas quedo en el huerto
todo el coraçon, yel alma,
que en amorosos inçendios
85[r]
yva creciendo la llama.
pues mi noble obligaçión
endos afectos se allava
mi atençión; alo piadoso
mi pasion ã aquella rara
hermosura peregrina
que ã ora omito el pintarla
por no hazer la relaçion
mas prolixa, ni mas larga.
Degê en cassa de mitio
D<o>n Pedro aquella tapada
que hasta entonçes ignore
quien era que aunque la cara
pude ver, no conoçí
porque estaban muy turbadas
mis potençias, mas despues 
porque fuera midesgracia
mas in feliz he sabido
que era del difunto hermana.
[85v]
la deel huerto, que ya era es
yman de mis esperanças,
quexosa, o zelosa, en fin
del omisidio amis ançias,
no aquerido dar oydo,
por mas que en vivas instançias
en mi ya rendido afecto
amante solizitava.
esta mi nueba passion,
asido amigo la causa,
para que yo de valençia
aprisa no me ausentara,
y retirado en el Carmen
estoy, hasta que ajustadas
queden tantas confuçiones,
congoxas, penas, desgraçias
Sobre saltos, y fatigas
como ami vida amenaçan.
86[r]
D<o>n Ju<an> Con atençion ẽ escuchado
vuestra relaçion, y es tanta
la pena que mea causado
que sobre que esta mi alma 
padeçiendo el mas cruel
tormento, y la mas estraña 
confuçion de pesadumbres
para sentir la desgraçia
que os suçede da ã la pena
lizençia mas dilatada
elamor que ponga remedio
y serene la borrasca
de tantas tribulaçiones.
Liz<ard>o Buelbo a repetir las graçias
por tanto favor, y ã hora
mirad que impaciente aguarda
mi atençionelque digais
[86v]
la tragedia, que con tanta
tristeza ostiene suspenso.
D<o>n Ju<an> Pues escuchadla.
Para que veas Lizardo,
que tambien son mis sucesos
estraños, como los tuyos,
estame este rato atento:
Pues si oyes mis pesares
yo se que tendras consuelo,
porque veras, no eres solo,
en quien el tirano seño
ayrado dela fortuna
muestra lo vario, y sobervio,
haziendo, en breves instantes,
con el veloz mobimiento,
de su rueda, des dichado
al mas feliz, porque en esto
87[r]
tiene el infeliz alibio,
yelque es feliz escarmiento.
Que yo como experimentado,
ablo en mis propios Exemplos,
pues me veo tan mudado,
que del uno al otro Extremo,
se anpasado mis cuydados,
creyendo amigo, y es cierto,
que se ãquerido vengar
amor, de aquellos des pegos
de mi altiva condiçion;
y assi, se avalido diestro
de un acaso muy estraño,
para que su prisionero
fuese, y rindiese mis ançias
alas Leyes de su ymperio;
vos por lo menos teneis,
[87v]
aunque en tantos desconçuelos
el alibio, de poder
ver a vuestro hermoso dueño;
pero mi pena, es de suerte
tan tirana, que no tengo,
por mas que el pecho se abraça,
modo de alibiar el fuego:
que bien digiste (ay demi!)
que amor para hazerse dueño
del Corazon, en muy poca
ocaçion, logra su intento,
pues ami en una iluçion
una sombra, en un bozquexo,
me tiene ya tan postrado,
que avasallado lo cuerdo,
no le vale ala raçon,
el que vaya previniendo
remedios, para el peligro,
88[r]
porque como esta ya çiego
el discurso, arrastra al alma
engañada del afecto,
donde guia la pasion;
y assi sin mirar los riezgos,
ella en fin, esla que mas
soliçita sutormento.
Ya sabreis que afiçionado
soy ala caza, que en esto
he Entretenido gustoso
algunos dias el tiempo; 
y aunque en Madrid ocupado
Me tenia tanto el pleyto
no dexo de darme treguas,
para que al divertimiento 
de este exerçiçio una tarde
con un amigo (que esçierto
[88v]
le devi muchas finezas,
porque amas delos cortexos
que en Madrid le mereçi,
aun Lugarçito pequeño,
que tiene junto Aranguez,
me llevo, porque mi esfuerço,
lograse en el xavali,
y en el venado ligero,
la destreça del venablo,
y del plomo los açiertos,)
a divertirme sali
logrando mi altivo hanelo
alas alas por despojos,
y alas testas por trofeo.
Estava ya, algo cansado,
porque los rayos de Phebo
fometavan el calor;
y assi busque un arroyuelo
89[r]
para aliviar el cansaçio,
que hizo la sed mas molesto.
hallaseele, para mi mal;
pero aqui es donde quiero,
y pido vuestra atençion,
para que veais, que es cierto,
loque os dige, que fueraro
el modo del vencimiento.
Apenas pues, al Cristal
puse el labio, quando advierto,
sobre un cesped de esmeraldas,
el mas divino portento
de hermosura, y perfeccion,
en un retrato pequeño:
y porque mas admirase
del sabio pinçel lodiestro,
en aquel tan breve espaçio,
[89v]
vi copiado todo el Cielo;
tome el hermoso milagro,
y como suele el veneno
en torpeçer por la caña
que tiene assido el ansuelo,
al pescador, y la pena
mesma que le causa al pecho
le suspende las acçiones,
y le embarga el movimiento,
que aunque conoçe el peligro
no puede apartarse al riezgo;
assi mismo suçedio
ami pasion, que al momento
que mirô la soberana
belleza, quedo suspenso
el coraçon, sin saber,
en los contrarios afectos,
que iva labrando el amor;
90[r]
en lo interior con inçendios.
que dudava temeroso,
y reçelaba temiendo,
si era mas pena el mirar
el retrato, Omas tormento
no verle, y assi yndeçissos
estubieron mucho tiempo
mis sentidos, hasta que
mas cobrados los alientos
ablando con mi afliccion
assi prorrumpio el deseo:
Muda veldad que solo ymaginada
arrebatas trasti, tanto albedrio,
como podre yo redimir el mio
quando mele robaste aun ignorada?
Si aun entoscos colores dibujada
muestra tu hermosa copia tanto brio
[90v]
quan seperior sera tu señorio
entu originalmesmo contemplada?
Como, (di) de untrofeo, a otro trofeo
con tal poder tus luzes autoriças,
que aunque sin alma te contemplo, veo
Que aun mas que viva contu vista echicas?
mas ay de mi! que puedes vivir creo,
con tantas almas como tiraniças.
Bolbimos pues ala Corte;
pero amigo te prometo
que me vi tan otro, que
me desconoçi ami mesmo:
porque toda la alegria
de mi natural, seabuelto
en vanas melancolias
ytristes desabrimientos.
Pues mis ojos yano gustan
tener, sino este objeto,
91[r]
para entretener la Vista,
en cuyo suabe embelezo,
hazen lisonja, el suspiro,
y el llanto mereçimiento.
El breve rato que pagan
lo que le deben al sueño
en la triste fantaçia
sela finge el pensamiento:
quando las luçes me faltan
para ver su hermoso çielo,
esta desabrido el gusto;
porque solo es el veneno
que ã introduçido la vista
sabroso mantenimiento.
En fin amigo, no soy 
el que solia, y confieso,
que en solo la soledad
[91v]
en cuentro algo de consuelo.
porque no puedo vivir
sino es el rato, que quedo
asolas con mi dolor,
ydolatrando el perfecto
simulacro de mi amor,
en cuyas aras, al fuego
de mi encendido bolcan
arde en sacrificio el pecho;
y por ver si ami esperança
le podria allar un medio,
porque en la desconfiança
seaumentan mas los reçelos,
no ã perdonado el cuydado,
fatigas, ançias, desvelos,
buscando el original,
de aquel divino portento;
pero estanta mi desgraçia
y es mi hado tan adverso,
92[r]
que no epodido en contrar,
para templar el tormento,
seña, notiçia, ni indicio;
con que quedan mis anelos,
con este nuebo cuydado,
con mayores sentimientos.
Yassi me he venido amigo
de terminado, y resuelto,
de trasegar essos mares,
de buscar reynos agenos,
y todas quantas Provinçias
doran los rubios cabellos
de esse farol luminoso,
yhasta el mas remoto centro
lobrego caos de la tierra,
porque sino mis alientos
en repetidas Congojas
desmayan pues ya nopuedo
[92v]
vivir, si el cielo piadoso
al ver loque padeçiendo
estoy, no lesda amis pena
en el allazago remedio.
Liz.<ar>do Siento Don Juan as devido
que ã estado mi coraçon
pendiente dela atençión
todo aplicado al oydo
y siento mucho el cuydado
que aflige tu pensamiento
pero siempre((Hay unas letras tachadas al final de esta palabra pero son ilegibles.)) el sufrimiento
tiene mucho adelantado
para triunfar, y bençer
delado qualquier fortuna.
D<o>n Ju<an> No espero amigo ninguna
ni pienso poder tener
alibio en mi siego amor
porque como va creçiendo
93[r]
el fuego mas va creçiendo encendiendo
con la llama mi dolor.
Liz.<ard>o Todo el tiempo lo mejora
y fio que piadoso el cielo 
dara atanto mal consuelo
mas ya pareçe que es ora
para bolverme al convento
a mi retiro amorir
y assi para poderme ir
la liçençia ospido atento.
D<o>n Ju<an> A Dios amigo Lizardo
hasta bolvernos a ver.
Liz<ard>o Asentir, y apadeçer
voy en el fuego enque ando
fin

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Works by María Egual

Posted

3 December 2021

Last Updated

14 June 2022