Amor es fe
Edited by Dallin Jenkins and Holly Smyth
Transcribed by Dallin Jenkins and Holly Smyth
Auto
Personas que hablan en ella
Alejo, príncipe
Remolo, príncipe
Falanjes, príncipe
Guión, gracioso
Mirlina, sabia
Gloria, princesa
Roma, dama
Sabina, dama
Aglaes, dama
Músicos
Sale D. Falanjes
FALANJES:
Gracias a Dios, Chipre((Cyprus, país isla en el mar Mediterráneo)) hermosa,
patria del amor serena,
que ya tu alegre marina
pisan mis plantas soberbias.
Sale Alejo
ALEJO:
Ya vuelvo a ti, Chipre ilustre,
a ver si dichosa encierras
aquella gloria con que
suba al cielo tus almenas.((parapetos encima de las murallas de una fortaleza))
FALANJES:
Como eres del amor patria,
quién duda que a gloria tengas,
porque donde el amor vive,
allí la hermosura reina,
más ¿no es Alejo el que miro?
ALEJO:
¿No es el príncipe de Creta,((isla más poblada de Grecia))
el que veo?
FALANJES:
Como aquí,
tu propia corte pasea
si tan ausente decían
que estaba.
ALEJO:
La enhorabuena,
a mi amistad doy de veros
en mi corte.
FALANJES:
Y yo de en ella hallarás,
también la quiero,
que me decían que fuera
de vuestro reino a gran tiempo,
andabais(( “andaveis” en el original)) sin que más nuevas,
de vos supiesen.
ALEJO:
Fue así,
mas ya precisa la vuelta
ha sido y en este instante
desembarco adonde encuentra
con un amigo fiel,
una amistad verdadera,
para que mi ilustre corte
den esmalte vuestras huellas.
FALANJES:
De aquel tiempo que asistí,
por vuestro huésped en ella,
con las causas que sabéis,
tanto os ama mi fineza,
que con vos partiera el alma,
caso que la dividiera,
en esta verdad fiado,
espero que de la ausencia,
que de vuestro reyno hicisteis,
la causa me digáis.
ALEJO:
Fuera
desdoro de mi amistad
hacer del secreto tema,
y más cuando por la misma
hoy todo el orbe se inquieta,
la fama, o la admiración,
aunque en si son tan diversas,
que una en los portentos pasma
y otra en los prodigios vuela,
a Chipre, mi heroico reino,
la feliz noticia lleva
de la belleza de gloria,
ilustrísima princesa
de Jerusalén, de quien
los que la han visto me cuentan
que queda como en el cielo
aquel que la vé en la tierra,
entró amor por el oydo
sin mirarla, porque fuera,
ya después de haberla visto
obligación la fineza,
el conceto hizo la fé,
la fé el amor, porque sea
amada como deidad
quien de mujer se desdeña,
luego olvide la atención
que daba a tres damas bellas,
agradecido, no amante,
sin que las constantes veras
con que me amaban pudiesen
romper mi heroica fineza,
dentro en mi corte vivían
porque más cerca murieran,
tan ilustres, que a mis nupcias
aspiraba su soberbia,
Sabina de clara estirpe,
Roma de regia ascendencia,
Aglaes mi misma sangre,
ha dado esmalte a sus venas,
todas tres se competían,
ilustres, sabias, honestas,
que aunque olvidé su hermosura,
no puedo negar sus prendas,
era mi gloria mi gloria,
y, si posible me fuera,
partiera luego a buscarla,
a tanto el amor empeña
mi pecho, cuando a este tiempo,
su ilustre padre que hoy reina
manda convocar el orbe
para que en su busca sea,
porque en encanto la oculta,
muy pocos a la palestra
salieron, porque quedaron
suspensos en su pereza,
en los lejos de un encanto,
la puso mi estrella adversa
con que de mi triste amor
el primer paso es la ausencia:
quedé cual día sin luz,
quedé cual concha sin perla,
quedé cual campo sin flor,
como noche sin estrellas,
luego a buscarla salí
occulto, que esta cautela
a muchas causas devia,
corrí la extendida Grecia,
el undoso Archipiélago,
dejando para postrera
mi patria donde salí
sin registrarla, porque era,
si acaso en ella estuviese,
desdoro de mi fineza,
cuando la busco, el andar
tan pocos pasos por ella,
toda la Grecia inquiriendo,
gruta al gruta, peña a peña,
a mi reino vuelvo adonde
en su marina serena
me hayáis, si acaso le corro,
sin hallarla con presteza
le dejaré discurriendo,
por aires, mares y tierras,
desde la zona que abraza
hasta el trópico que hiela,
por hallar mi gloria amada,
y aunque el mar en sus horrendas
cavernas la oculte, adonde
escondida ninfa sea,
aunque la tierra en sus senos
la guarde y allí se vea
a competencias del oro,
aún sin tener competencia,
y aunque los cielos la suban
a su cristalina esfera
para que añada gloriosa
el número a sus planetas,
aunque el horroroso abismo
la encierre en su llama misma,
y en ella y en el compitan
las luces con las hogueras,
aunque en su guarda se mire,
aunque sea en su defensa,
la que el rebaño rindió,
hidra de siete cabezas,
la sierpe que Libia((País en el norte de África, al lado de Egipto)) cría
en sus arenas desiertas,
el indómito león,
a quien el África engendra,
aquel pez del mar gigante,
que en sus senos se pasea
y es promontorio de lejos
siendo ballena de cerca,
aquel escamoso monstruo,
que en el Nilo((Río de Egipto)) se alimenta
y llora como mujer
para trager, como fiera,
aquel disforme gigante((Referencia a Goliat, gigante de la Biblia))
que en los campos de Judea,
siendo su altura seis codos,
fueron su estrago tres piedras,
aquel espín((tine)) que su boca
a calcedonia((chalcedony - cristal semejante a cuarzo)) amedrenta,
pues cada diente que esgrime
es una parca que lleva:
aquel horroroso monstruo((referencia al minotauro, monstruo mitológico))
que en laberintos de Creta
acabó del valor triunfo,
siendo del amor afrenta,
de Roma todas las armas,
toda la astucia de Grecia,
del tonante((sonido del trueno)) tanto rayo
de Marte((dios de la guerra de los grecos)) tanta braveza
tengo de verme a sus ojos,
porque todo el orbe sepa
como Alejo por la gloria,
en((dice “y” en la original, una corrección hecho a mano la cambia a “en”)) tantos riesgos se empeña.
FALANJES:
Y qué me diréis amigo,
si la misma causa es esa,
¿Qué soy peregrino me trae?
ALEJO:
No me admiro, si por ella
tantos príncipes del orbe
han salido de sus tierras.
FALANJES:
Pues quién por la libertad
de una tan alta princesa,
no aventurar su vida,
¿Qué lo demás fuera afrenta?
yo también su((la original dice “tu”)) fama adoro
aunque con menos terneza,
que vos más con tantos empeño,
al fin como fuere sea
iré como obligación
cuando no como fineza.
ALEJO:
Pues discutamos los dos,
aunque por diversas sendas,
competidores y amigos
en su busca, porque sepan,
que ni siempre disensiones
engendra la competencia
y si acaso.
FALANJES:
Y si por dicha.
ALEJO:
El honor de aquesta empresa
fuere vuestro.
FALANJES:
¿Vuestro fuere?
ALEJO:
Coronaré mi cabeza
con vuestro laurel.
FALANJES:
Por mía
tendré vuestra gloria misma.
ALEJO:
Es porque oculto en mis tierras
quiero andar y no hay ninguno
que de mi venida sepa.
FALANJES:
Pues adiós hasta más veros.
ALEJO:
Él os guarde …
FALANJES:
Él os defiende. (Vanse.)
Salen Remolo y Guión.
REMOLO:
Sin duda en Chipre está que por grandeza,
corona amor su patria en su belleza,
la que cuna de amor fue por ventura,
el torno debe ser de la hermosura
con que aquí espero hallarla
después de tantos días de buscarla.
GUIÓN:
Tu empresa es loca dando al orbe vueltas,
si andan ahí tantas mujeres sueltas,
porque en acción errada
corres el mundo por una encantada,
a los cielos pluguiera
que todas encantadas se estuvieran,
y que mi dama cuando pide tanto,
el no poder hablar fuera su encanto,
déjate ya señor de ese desvelo
y quédese la gloria para el cielo.
REMOLO:((La original dice que Falanjes habla, pero es claro que Remolo está hablando))
Rara está tu simpleza.
¿Cómo puedo dejar tan alta empresa
cuando el que la ganare en tal renombre,
inmortal con su fama hará su nombre?
Mi nobleza para ella me llamara
aunque su raro objeto no obligara,
pues me dicen que ha sido gloria hermosa
del campo astro, si del cielo rosa.
GUIÓN:
Y si un jayán((bestia fuerte y grande)) descomunal la guarda.
REMOLO:
Este enemigo ya mi brazo aguarda
porque menos contrario en la aventura
ni viene a mi valor, ni a su hermosura.
GUIÓN:
Pues Señor solo queda y sin socorro
porque yo con gigantes no me corro.
REMOLO:
Porque cobarde vil son tus recelos.
GUIÓN:
Porque quisieron escalar los cielos
y Dios no ha de querer aunque te asombres
que yo mire la cara a tales hombres.
REMOLO:
Su cobardía al fin es de villano.
GUIÓN:
Tu más hidalgo aquí, yo más cristiano.
REMOLO:
Aunque de un rey hermano no me viera,
con el mismo ardimiento procediera,
porque este brío que mi fama escribe
no es sangre, es alma que en mi pecho vive,
mas en un bosque opaco nos entramos,
laberinto de flores y de ramos.
GUIÓN:
¿Qué bellas cidras aquel árbol cría?
REMOLO:
Tres son y yo las cojo.
GUIÓN:
Bobaria((bobada - de Gállego))
será dejarlas, una me consiente.
REMOLO:
Todas han de ser mías.
Va a cogerlas y sale Mirlina.
MIRLINA:
Tente, tente,
caballero arrogante y destemido,
no toques estas cidras, atrevido.
REMOLO:
¿Quién eres dime tú, deste terrestre,
si hay sylvestre deidad, deidad sylvestre,
¿Qué acciones me quitas? Pero no es bastante…
MIRLINA:
A las cidras no toques, loco andante,
o contra ti verás dar en desmayos,
los cielos áspides y los campos rayos.
REMOLO:
Cuanto más me las venda tu diseño,
en apurar su enigma más me empeño
y he de dejarla clara.
MIRLINA:
No sabes que de Dios soy hija cara
y en estos horizontes,
puedo mudar las peñas y los montes,
y te haré sepultar si me desdeñas
debajo de los montes y las peñas.
GUIÓN:
Señora bruja, deje esas porfías,
no comeremos cidra en nuestros días,
lo jura mi desvelo,
por alma de Mirlina su cuarto abuelo.
REMOLO:
He de cogerlas aunque más me asombres.
MIRLINA:
Ha de esas espesuras brutos hombres
salvajes fieros deste paso guardas,
en riesgo están las Cidras.
GUIÓN:
Te recuerda, Señor, que yo me resguardo.
Salen los salvages.
REMOLO:
Calla villano que en su muerte tardó.
GUIÓN:
No quiere que te ayude, no.
REMOLO:
La empresa
no reparte a ninguno mi braveza.
GUIÓN:
Obediente nací.
REMOLO:
Solo de ver sus gestos voy temblando. (retirase.)
GUIÓN:
Morid, sátiros viles.
MIRLINA:
A su brazo
ni el fuerte salvagino hace embarazo
ha del león, que en África nacido,
en el bosque de Chipre tiene nido.
GUIÓN:
¿León, león, mujer que has pronunciado?
MIRLINA:
Indómito feroz, sal a mi brazo.
GUIÓN:
Señora echisera duelas de mí,
que soy niño y solo nunca en tal me vi.
REMOLO:
Aunque que llames las furias del abismo.
MIRLINA:
La fiera llamo, que ha de ser lo mismo,
sal león y defiende en tal discordia.
Sale el Leon.
GUIÓN:
Señor, señor, pequé, misericordia.
REMOLO:
Llega, fiera, a mis brazos,
que en ellos te he de hacer dos mil pedazos.
Tu cerviz pise aquí mi planta altiva.
GUIÓN:
¿Estás vivo Señor?
REMOLO:
Mi valor viva,
que ya la fiera ha muerto.
MIRLINA:
El hombre es Marte.
GUIÓN:
Aquí señor estoy para ayudarte a su entierro
lo más fuera locura.
MIRLINA:
Pues ya que tu constancia siempre dura
burló las guardas desta fruta hermosa
a pesar mío, deste campo diosa,
pagarás tu locura destimida
en la fortuna, cuando no en la vida.
Yo te hado,
caballero atrevido y denodado,
que en las Cidras que han sido tus desvelos,
pruebes lo que es amor y qué son zelos,
y la gloria que buscas tan subida
no alcances ni en la muerte, ni en la vida,
por mayor desventura,
por tu culpa no logres su hermosura,
este su hado sea,
los cielos lo confirmen, yo lo vea.
REMOLO:
Escucha, aguarda, espera.
GUIÓN:
En la espesura le emboscó ligera.
REMOLO:
Pues ya verla no hay,
corto las Cidras con la daga.
Va a cortar las Cidras se dicen dentro las tres.
DENTRO LAS TRES:
Ay.
REMOLO:
Parece que del árbol respondieron.
GUIÓN:
Que son cidras con alma nos dijeron.
REMOLO:
Quien habla en tu corteza,
árbol, que siendo tronco das terneza
y a mi toque, que ya suspender haces,
vida respondes cuando leño yazes.
Roma por detrás del árbol.
ROMA:
Somos de amor las cidras desdichadas,
que en esta fruta estamos encantadas.
REMOLO:
¿Pues las cidras de amor ya no pasaron?
GUIÓN:
Son sus nietas, señor, que se quedaron aquí.
SABINA:
Somos las verdaderas,
que las ya decantadas son quimeras.
GUIÓN:
Así se lo adivino,
pues murieron por agua y no por vino.
REMOLO:
Que el suceso digáis aquí pedimos.
AGLAES:
Hablar más no podemos, ya dormimos.
REMOLO:
Deidad que en aqueste pomo
esconder tantos misterios
haziendo altar de una cidra,
cuando haces templo de un leño,
sal perla que ya mi daga
corta tu concha con tiento.
¡Qué bella, qué amorosa dama!
Saldrá Aglaes por detrás del árbol al cortar la Cidra.((Sale mientras habla Remolo))
AGLAES:
Dame a Alejo si no muero.
REMOLO:
¿Alejo el príncipe?
AGLAES:
Sí.
REMOLO:
Anda ausente de su reino,
no es posible que le veas.
AGLAES:
Dame a Alejo, si no, muero.
GUIÓN:
Pues vuelva a vivir de cidra
para no morir de extremos.
AGLAES:
¡Dame a Alejo, ay infelices!
¿Aunque cielo y tierra atiendo,
que miro si no le miro?
¿Qué bello si no le veo?
¡Ausente está, que desmayo!
muerto estará, también muero,
que como por el vivía,
ya sin el viver no puedo,
ya voy perdiendo el sentido,
más es tan fino mi empleo,
que aquí el no haber de sentir
es solo lo que más siento.
Los pulsos lánguidos, (Canta con voz desmayada.)
el pecho acérrimo,
el cuerpo frígido,
el pasmo auténtico,
muero, acabo, fenec. (Cae.)
GUIÓN:
Fuese como un pajarillo
y lo ha sido hasta en los quiebros,
cidra en vida, cisne en muerte.
REMOLO:
Muerta está, valedme Cielos,
para ver tanta hermosura
malograda en tanto exceso.
GUIÓN:
Pudiera morir por mi,
hallará aquí su consuelo.
REMOLO:
No estoy para gracias, loco,
a la segunda pasemos,
que no es posible que a todas
predomine un mismo afecto,
con temor oh niña hermosa
rompo el verde tosco seno,
donde saldrás como luz
si está infeliz como fuego.
GUIÓN:
Salga de la cáscara del pollo.
Saldrá Sabina de la misma suerte.
SABINA:
Dame a Alejo si no muero.
GUIÓN:
Yo soy Alejo, señora.
REMOLO:
Quita loco, aparta necio,
la segunda no me engaño,
primera en beldad la veo,
más del mismo dolor muere,
templar su pasión pretendo ,
señora, Alejo está cerca,
y de traerlo prometo
a tus ojos.
GUIÓN:
Tente niña.
SABINA:
Dame a Alejo, si no, muero.
REMOLO:
A su tiempo le veréis.
SABINA:
Ay, que no llega ese tiempo
para quien promete cerca,
para quien aguarda lejos,
Alejo, más no responde,
más distante, según pienso,
le tiene su destierro,
saca mi cansado aliento,
no vengar ver cómo vivo,
más llega a ver como muero,
el rostro pálido, (Cantando.)
el mal acérrimo,
la vista fúnebre,
los pasos trémulos,
muero, acabo, fenec, (Cae.)
REMOLO:
¡Ay malogradas bellezas!
Señora, Señora, ha muerto.
GUIÓN:
Señora cidra de amor,
ya se ha ido para el cielo,
si acaso fue cidra dulce.
REMOLO:
De las pasadas dijeron
que agoa pedían, y aquestas
diferentes piden fuego.
GUIÓN:
Si yo en limón me convertiera,
no me engaño en lo que pienso
dijera en saliendo a voces,
dame vino sí no muero.
REMOLO:
Dejar de ver la tercera
será perder mi ardimiento,
el fin de aquesta aventura,
ninguno sabe de Alejo
para traerle si acaso
esta ninfa ama lo mismo
y creer que esté en ella
otro más alto misterio,
con todo temo cortarla.
GUIÓN:
Señor, señor, buen remedio
si acaso a Alejo pidiere,
en este instante me acuerdo
que tengo en la faldriquera
un retrato suyo y cierto
que tan parecido está,
que engañar a su deseo
podrá, yo me lo guardaba,
ya no sé para qué lo intento.
REMOLO:
Bien dices aunque tardaste.
GUIÓN:
Bien digo y te doy exemplo
en la fabulosa historia;
era rey, decía el cuento,
que de su gloria ambicioso
partió, dejando su reino
a buscarla en aventuras,
y después de heroicos hechos
halló la Cidras de amor,
las dos primeras hiriendo,
salen dos damas hermosas
clamando agua, si no, muero,
como en estero acabaron,
él entonces más atento,
a la tercera partió
junto a una fuente y bebiendo
quedó a sus piedades viva
cuando el a sus ojos muerto,
tú que el caballero haces,
aplicando este cuento,
que mi abuela me contava
cuando iba a hacer pucheros,((sopa de España))
Abuela junto al retrato,
pues que su sed es de Alejo,
y tendrás la dama viva.
REMOLO:
¡El dichoso pomo hierro
caja de la mejor joya,
pues toda un alma es su precio.
¡Válgame Dios, qué prodigio!
Saldrá Roma.((Sale mientras habla Remolo))
ROMA:
Dame a Alejo, si no, muero.
GUIÓN:
Señor o dale el retrato
o dale los sacramentos.((extremaunción - rezos dado al final de la vida de un cristiano))
REMOLO:
Como he de dar el retrato
si estoy en sus ojos presos,
y en un instante de amor
corrí mil siglos de celos,
señora no sé que diga.
ROMA:
Dame Alejo, si no, muero.
REMOLO:
No está aquí Alejo, señora.
ROMA:
Ay, infeliz que fenece.
REMOLO:
O le he de dar el puñal,
no he de tomar el veneno.
GUIÓN:
¿Quieres hacer esta selvas
de las Cidras cimenterio?
Dale el retrato.
REMOLO:
Le doy,
más ¿cómo si adora a Alejo,
le he de dar? ¿Quién se habrá visto
en lance de más aprieto
desde que el mundo fue mundo,
desde que el cielo fue cielo?
¿Qué haré? ¿Qué resolveré
en tan arriesgado empeño?
O ella ha de morir de amor
o yo he de morir de celos.
ROMA:
Ya va faltando la vista,
ya va cansando el aliento,
el corazón palpitante,
el discurso como ajeno,
al fin ya la vida falta.
REMOLO:
Parcas suspended un tiempo,
y la dé espacio Laquesis,((una de las moiras de la mitología griega, quien determina la longitud de la vida de las personas))
Átropos((Átropo, otra de las moiras, quien tiene tijeras para cortar el hilo de la vida)) tu rigor fiero
no corte, que desta vida
pendientes van dos alimentos.
GUIÓN:
¿Buena fineza de amante?
REMOLO:
Bien dices, yo me resuelvo,
viva ella y muera yo.
ROMA:
Dame a Alejo, si no, muero.
REMOLO:
Aquí está Alejo, señora.
ROMA:
¿Qué dices, que no lo creo,
Alejo, háblame señor, (Dale el retrato.)
más ay que es sombra y no cuerpo,
y aún así respira el alma
cuando veo su retrato.
REMOLO:
Y no sólo su retrato,
más a él veréis muy presto,
que está vivo aunque esté ausente
yo mismo añado mis celos.
ROMA:
En vuestra voces revivo
más ¿quién lo figura?
REMOLO:
Remolo,
ayer Infante de Tebas,((Tebas, ciudad griega, donde supuestamente nació Hércules))
y soy más por esclavo vuestro.
GUIÓN:
No vi cidra tan hermosa.
REMOLO:
Ya que mi nombre os he dicho,
así pudiera mi afecto
saber el vuestro quisiera,
y deste encanto tan nuevo
la causa,
si me entendeis,
descifrar sus misterios.((las últimas dos líneas son dichas por Roma en la original))
ROMA:
Mi nombre es Roma, mi principio nada,
aunque ya de laureles coronada,
se mira ascendencia prodigiosa,
con que nací tan noble como hermosa
mi cuna Italia, cuando ya crecía,
a Chipre no vivía porque amaba,
reinaba en ella Alejo generoso,
galán Adonis,((amante mortal de la diosa del amor, Afrodita)) Marte belicoso,
que en su brazo y su gesto,
Marte y Adonis hacen un compuesto
a su brío, a su gala, a su cordura,
se inclinó mi altivez, no mi locura,
porque amar un soguero cuando es digno,
más parece razón que desatino,
al fin tanto te amé.
REMOLO:
Y adelante.
ROMA:
Perdona el ser mujer, que soy amante,
estas dos hermosuras malogradas,
que Aglaes y Sabina son nombrados
en su corte también, por él morían,
haciéndonos así nuestra((la original dice “vuestra,” una corrección hecho a mano la cambia a “nuestra.”)) fortuna
en destino y nobleza todas una,
Sabina que en estrella tan dichosa
nombrado estaba ya para su esposa,
aunque el joven señor de su albedrío
burlada su esperanza en el desvío.
Aglaes que tan dulce le quería
que más madre que dama parecía.
Desta pasión pasa vamos flechadas,
todas tres bien heridas, mal curadas
cuando impensadamente,
Alejo de su reino en su repente
desaparece y luego claro estaba
el espejo en que Chipre se miraba
a buscarlo partieron,
y aunque mil diligencias pretendieron
descubrirlo, se dio por imposible
ni traerle quedaba muy posible,
porque tanto lloraron nuestros ojos
y tanta es su crueldad, por más enojos,
que entre nosotras, y el ya con espanto,
hay monte de crueldad y mar de llanto.
Pasarse de tiempo en tantos daños,
diré si mido el tiempo, que dos años
dos siglos fueron, mas, qué digo, miento,
que ya mido el dolor y no hallo cuento,
y en una triste ausencia
el reloj corre tras de la impaciencia,
una mañana pues desengañadas,
ya de nuestro dolor exasperadas
hablando d’él, llegamos con desvelo
a este bosque de flores, verde cielo,
tanto nos embebidos
en el dolor de quien astuto hicimos,
que sin hacer reparo en tal traspaso,
en un río caímos, que hace pasto
a este lugar adonde, caso estraño,
ya qual sumergidas en tal daño,
¡este árbol se inclinó que aquí es su orilla
y se abrieron una rara maravilla!
Las tres cidras que viste y en sus senos
tres recogieron no te informo menos
adonde nos quedamos recogidas,
o mal vivas infante, o bien dormidas
que más compasión tiene en tanta calma,
leño sin vida sí, que hombre con alma.
El tiempo que aquí estuve, no él que lloro,
siempre te lo dirá, que yo ignoro,
más solamente sé que agradecida
la libertad te debo con la vida,
que esta si la de un triste así se nombra ,
su luz restituye con esta sombra,
piedad que Alejo en el retrato ha hecho,
porque tiene su rostro, no su pecho,
pues caben en su esfera.
Semblante de hombre corazón de sierra
y aún de su sombra la piedad no aprecio,
pues la vida me da que ya desprecio,
este el successo ha sido
que a tan extraño encanto me ha traído,
y en el tu brazo fuerte
a las guardas presumo dió la muerte,
y estas dos hermosuras macilentas,
rosas ya desmayadas no sangrientas,
estas infaustas damas, más
que hoy son cenizas si ayer fueron ya
muertas a su pasión cuando salieron,
de amor vivían y de amor murieron
porque claro se infiere
que no vive de amor el que no muere:
quedarán por ejemplo a lo futuro
de constancia segura de amor puro,
y tú que en estos pomos((perillas)) por acierto
bien puedes publicar, joven osado,
que las cidras de amor tienes hallado.
REMOLO:
Por muchas causas señora
admiro el discurso vuestro,
de quien estuvo pendiente
mi atención, digo mis zelos, (Aparte.)
diceme ahora hasta donde
me mandas os vaya sirviendo.
ROMA:
Hasta una casa de campo,
que por este sitio tengo,
y después, a Dios infante.
REMOLO:
Ese Dios está muy lejos.
ROMA:
¿Por qué?
REMOLO:
Porque no se aparta
el que se ha dado por preso.
GUIÓN:
Como eres fruta de espino,
no hasta de la corte presto.
ROMA:
¿Y las damas? Mas que miro
ya la espesura en sus senos
poco a poco las recoge.
REMOLO:
Pues así se las dejemos,
que entre su vida y su muerte
hay un gran misterio.
GUIÓN:
Muy áspera es la mortaja.
ROMA:
Pira de caracas y leños
en un verde mausoleo
ya nos esconde sus cuerpos.
GUIÓN:
Después de cidras de amor,
en carrascos((Matorral de encina, que crece poco, y sus hojas son rodeadas de espinas.)) se volvieron.
REMOLO:
Yo os voy siguiendo señora,
y porque una empresa, tengo
que me quitó de mi patria
por acabar no me quedo
en esta corte a servicios;
pero volveré de presto,
girasol de vuestras luces,
a vivir de sus reflejos.
ROMA:
¿Para qué, si no soy mía ?
REMOLO:
Para qué, porque soy vuestro.
ROMA:
No volváis, que es desatino.
REMOLO:
Volveré porque es acierto.
ROMA:
¿Y se quedaron desdeñados?
REMOLO:
Tan poco son vuestros sueños.
ROMA:
Si los quieres no es Alejo,
o volváis o no volváis.
GUIÓN:
Ya la cidra habla en concepto.
REMOLO:
Volveré a vivir de amor,
aunque me matéis de celos
o hados los de Merlina.
ROMA:
¡Oh ingratitud la de Alejo,
como te convences tarde!
REMOLO:
Cómo me alcanza veis de presto.
Vanse.
Sale Gloria con volante en el rostro y en tanto que suena la música, se pasea.
MÚSICOS:
La señora de las gentes,
reina de Jerusalén,
se oculta en estos jardines
porque la busquen por fe,
ay de aquel
que su rara beldad no llega a ver.
GLORIA:
Ay de aquel,
que mi rara beldad no llega a ver,
ay de aquel que en tal desmayo
llamado de mi belleza.
Se queda como pereza
y no corre como rayo,
a muchos miró y excluidos,
pues me buscan tan pesados
que siendo tantos llamados,
pocos serán escogidos,
dichoso aquel joven si
a si deje de quererse
solo por quererme a mi.
En tanto que la música suena, irá saliendo Falanjes y paseando Gloria.
MÚSICOS:
Sus bellos ojos esconde
hasta su tiempo porque
pretende que ame a Jacob
antes de ver a Raquel,
ay de aquel
que su rara beldad no llega a ver.
FALANJES:
Pues no ay de mí porque ya
vengo a quitar con desvelo
esta nube que a tu cielo
la luz ocultando está.
GLORIA:
¿Quién eres joven contrario
a mi respeto constante,
pues veo que de arrogante
te passas a temerario,
quien la gruta, que hace puerta
a este jardín te enseño?
FALANJES:
Mi diligencia la hallo
para mi fortuna abierta,
por más que oculta se estaba,
mi valor la hizo notoria,
más si acaso sois la Gloria,
que peregrino buscaba,
dejad vuestro cielo ver,
aunque hombre humano me halláis.
GLORIA:
Primero que me veáis,
tenéis mucho que saber,
mi pecho he de relataros
antes que eche el velo fuera.
FALANJES:
Solo escuchándolo sufriera
el tiempo de no miraros.
GLORIA:
Pero primero decid
quién sois que así se decreta.
FALANJES:
Soy el príncipe de Creta
Falanjes.
GLORIA:
Está bien oíd,
mi padre el rey cuyo imperio
no se limita en la tierra,
pues estiende su dominio
sobre las mismas estrellas,
crió para su palacio
una habitación tan nueva,
que por no tener color,
sus noticias son emblemas,
esta ciudad pues crió
tan magnífica que de ella
siendo cuatro los que escriben
queda ninguno el que cuenta:
a sus cimientos levantan
diamantes por la firmeza,
safiras por la color,
esmeraldas por la prueba,
por el esplendor topacios,
Sardónice por la pureza,
Amatistes por lo rojo,
jacintos, no por la queja,
que de su raro edificio
estas han sido las piedras.
Este soberbio obelisco
contiene en sí doce puertas
a que componen preciosas
tantas, margarita bella,
y las tiene como enigmas
aunque viven como perlas:
de cristal sus pavimientos,
oro sus murallas regias,
del mismo metal las calles,
del mismo espejo las tejas
siendo el cristal tan brillante
de esfera el oro tan tersa
que el cristal, parece al oro,
el oro al cristal remeda,
en fin para referirse
sus esmaltes, sus riquezas;
aún siendo su lengua yo,
parece no tengo lengua:
mi padre, que a su desvelo
mira la ciudad perfecta
de sus grandezas en medio,
me puso a mí por lumbrera
que aunque su compuesto ha sido
de tanta estrella en las piedras,
de tanto sol en el oro,
de tanta luz en la esfera
sin mi divina hermosura,
sin mi singular belleza
era tierra lo precioso,
eran las luces tinieblas
viendo que sus ciudadanos
quedan pagos solo en verla
de quantos servicios debe
la corona a su nobleza,
y allí repetidos tonos
todas mis gracias festejan.
Si es que hay sirenas divinas,
con músicas de sirenas
no quiero que los extraños
los extranjeros tuvieran
de balde, lo que a los propios
les fue mucha recompensa;
y así dispuso que aquel
que desta inferior esfera
deste desigual terreno
quisiera ver mi belleza
no lo alcancé, sin que antes
a precio de sus finezas
compré la indicada vista
para cuya acción suprema
me oculta en estos jardines
dónde de mi Corte mezquina,
soy asistida porque
se nombre en señas diversas
paraizo quando aquí,
Jerusalén quando en ella
dándome por encantada
todo su designio era,
hiciese el mérito digno
el que hizo incapaz la esencia.
Luego el pregón de la fama
dio por el orbe la vuelta
con la nueva de mi encanto,
a cuyos ecos se alteran,
para salir a buscarme
los jóvenes de más prendas,
mas como el camino yerren,
yendo por ignotas sendas,
unos se piedra confusos,
otros pesados se quedan,
tú pues, joven alentado,
que en estos jardines entras,
de mi deidad verde cielo,
de mis pies celeste tierra,
tú que aunque a mi vista no
has llegado a mi presencia,
sin méritos de encontrarla,
con presunciones de verla ,
si acaso si de mis ojos
en cuyas luces se quema,
el querube cuándo para,
el serafin cuándo vuela,
en cuyos voceros raros,
sin tener noches opuestas,
para vestir tanta luz,
asciende el sol siete hogueras,
quieres ver la beldad prima,
has de renunciar a creta,
primero rodó tu reino,
todo tu fausto y grandeza,
tu vanidad, tu tesoro,
que en tan feliz recompensa
todo has de dejar por mi
y en tener bien pago quedas,
una silla en mi palacio
y en mi corte una asistencia.
FALANJES:
Sus propuestas son increíbles,
quien tal disparate oyó,
yo dejaré a mi reino, yo.
La mujer pide imposibles.
GLORIA:
¿Parece que os suspendéis?
FALANJES:
Vós me habéis dado occasion,
pues va fuera de razón
lo que aquí me proponeis,
si sin ver vuestra verdad
diere por ella mi ser,
que me queda ya ¿qué hacer,
después de verla?
GLORIA:
¿Es verdad,
mas para alcanzar mi vista,
con qué méritos llegáis
si es que tanto no dejáis?
FALANJES:
Extraña es vuestra conquista,
buscarla, que esta es mi queja,
no basta, tu voz me ofusca.
GLORIA:
No, que no busca el que busca
y solo busca el que deja.
FALANJES:
¿Pues ha de dar su valor
antes que ame, el que no ve?
GLORIA:
Si, si, porque aquí la fé
es que hace paso al amor.
FALANJES:
¿Con que me hallaré si hozado
doy mi estado sin más corte?
GLORIA:
Con un lugar en mi corte
que es más que todo tu estado.
FALANJES:
¿Qué dirán si mi grandeza
dejo los que verán?
GLORIA:
Dirán, más nada dirán
que no hay voz contra la fineza.
FALANJES:
Por un capricho que está
en un ver y en un no ver
he de pisar mi poder
y olvidar mi majestad.
GLORIA:
Oh cómo ya a mis sentidos
dicen vuestros tristes hados,
que aunque sois de los llamados,
no sois de los escogidos.
FALANJES:
Yo mi reino a tal crueldad
donde al sol los rayos peino.
GLORIA:
Pues quedad con vuestro reino.
FALANJES:
Quedad con vuestra beldad. (vase.)
GLORIA:
De todo aquel que infiel
desprecia en culpa notoria
por la vanidad la gloria
será metáfora él.
MÚSICOS:
Ay de aquel
que mi rara beldad no llega a ver.
Va saliendo Remolo y Guión.
GUIÓN:
La cueva por puerta allí
jardín música extremada,
señor, señor, la encantada
pienso que anda por aquí.
REMOLO:
Sospecho que aquí la halle,
y una mujer que a ver oso
tiene la noche en su emboso,
y el día trae en su talle
que airosa que se pasea.
Será entre tantos abriles
la flora destos pensiles
cuando la flora no sea
mas si acaso Gloria es.
GLORIA:
¿Quién me nombra?
REMOLO:
Ella es, señora,
un feliz que llega ahora
al trono de vuestros pies
después que en buscaros hecho
peregrino en cierto modo.
GLORIA:
Aún no lo habéis hecho todo.
REMOLO:
¿Por qué?
GLORIA:
Porque nos falta mucho.
REMOLO:
¿No sois vos la Gloria bella
que en encanto aquí ocultó,
y el que primero la halló
la desencanto en su estrella
dando al mundo esta vitoria,
y viendo por cosa rara
vuestra belleza preclara?
GLORIA:
Es verdad que soy la Gloria,
mas también es verdad, sí,
que mi rostro no veréis
ni el encanto acabaréis
sin hacer más.
REMOLO:
Decid.
GLORIA:
Antes de ver mi beldad,
para tanto merecer
habéis dejar por ella
todo cuanto vos tenéis.
Estado, pompas, riquezas
porque si lo hacéis después,
todo es nada, que la vista
quita el merito a la fe
de otra suerte, es imposible
que singular alcancéis
ni la gloria de mis ojos
ni de mi encanto el laurel.
GUIÓN:
Hasta la entrañas pide
válgate Dios, por mugir.
REMOLO:
Si así la ventura dejó
sin la acabar perderé
el honor que en ella gano,
todo condescender
con ella y mi brazo queda
para conquistar después
mil reinos, que a los pies ponga
de Roma.
GLORIA:
¿No respondáis?
REMOLO:
La repuesta, gran señora,
vuestro valor os la dé.
GLORIA:
¿Cómo?
REMOLO:
Porque siendo tanto,
todo con vos nada es,
solo siento el ser tan poco
lo que por vos dejaré
hijo segundo nací
de Agamon de Tebas((Héroe famoso de Grecia)) rey
con que mi estado es muy corto,
pero deseara ser
para dar a vuestras plantas
y poner a vuestros pies
Señor de quanto ilumina
el délfico((relacionada con el oráculo Delfi)) rosicler
quando en su coche pasea
los cuatro polos que ve.
GUIÓN:
El hombre perdió el sentido.
GLORIA:
Aún más por me conocer
tenéis que dejar.
REMOLO:
Decidlo.
GUIÓN:
Recelo que desta vez
hasta que el vestido le quite.
GLORIA:
La dama a quien pretendéis
que con medio corazón
ninguno me llega a ver.
GUIÓN:
Eso será lo que yo
de mejor gana daré.
REMOLO:
La hermosura, a quien adoro.
GLORIA:
Poco en dejarla perdéis,
pues conmigo queda Lia
por más que sea Raquel.((esposas de Jacob de la Biblia))
REMOLO:
Mirad que el hombre en sus ojos
llega salamandra((bestia anfibia de la mitología)) a arder.
GLORIA:
El serafin de los míos
es quien mariposa fue.
REMOLO:
Señora, amor es destino,
yo adoro, yo quiero bien,
y ninguno a su destino
puede olvidar, ni vencer.
GLORIA:
El que os crió , para mí os crió,
mas vosotros,
en el paso de elegir,
el destino de nacer.
REMOLO:
Ni todos a lo que nacen
viven, señora.
GLORIA:
Ay de aquel
que por seguir su albedrío,
Dejó burlado su ser,
y ay de vos que enigma sois
de los que en tanta esquivez
por seguir un amor loco,
la gloria quieren perder.
REMOLO:
¿Sí, mas dejar lo que vi,
por lo que no vi?
GLORIA:
Sabed
que teneis de vuestro amor
irritada a vuestra fe.
REMOLO:
Dame un instante, siquiera,
a pensar.
GLORIA:
Pensadlo bien.
GUIÓN:
Todo han de dejar, señora.
GLORIA:
A nada reservaré.
GUIÓN:
Y si un pobre pescador
de buen gusto os pretender,
¿Qué haberes ha de dejar?
GLORIA:((Escrito “Gloo” en el original.))
Dejará barcos y red.
GUIÓN:
¿Y si fuera un hortelano?
GLORIA:
Las flores de su vergel.
GUIÓN:
¿Un pastor con una oveja?
GLORIA:
Ha de dejar este rezo.
GUIÓN:
¿Si es escribano?
GLORIA:
La pluma.
GUIÓN:
¿Siendo pintor ?
GLORIA:
El pincel.
GUIÓN:
Pues yo, señora, resuelvo
en dejar todo mi haber
por mirar vuestra hermosura.
GLORIA:
¿Y todo tu haber que es?
GUIÓN:
La hambre cuando no como,
y cuando bebo, el plátano.
GLORIA:
¿Y también la dama dejas?
GUIÓN:
La dama no puede ser.
GLORIA:
¿Por qué?
GUIÓN:
Porque es la taberna,
y la amo con tanta fe
que si no miro su ramo,
luego tendré mi ciprés.
REMOLO:
Señora aunque mi discurso
porque en vuestro favor es,
a vuestra oculta beldad
singular llega a creer,
ya mi albedrío no es mío,
y así todo dejaré,
como no sea la dama.
GUIÓN:
Con ella no me veréis.
REMOLO:
Quedad con vuestra belleza.
GLORIA:
Y vos con vuestro querer. (Vase.)
MÚSICOS:
Ay de aquel,
que tu rara beldad no llega a ver.
Sale Alejo.
ALEJO:
Por una escondida gruta
a estos jardines me entré
y ando siguiendo una voz,
todo mysterios se ven
y instrumento en lo escondido
puerta de abril lobreguez ,
si estará en este pensil
que encanto parece fue
la rosa que ando a buscar,
más amante que el clavel.
¿Mas que miro no está solo?
GLORIA:
Pasos siento, si es por bien,
¡Qué galán, que bello joven!
ALEJO:
¡Qué airosísima mujer!
GLORIA:
En los jardines entró.
ALEJO:
Pasea en este vergel,
a ese sol grosera nube,
un velo delgado es,
quizá no querrá lucir
solo por no verme arder,
si acaso gloria será.
GLORIA:
Yo soy Gloria, ¿qué queréis?
ALEJO:
Ya no puedo querer más,
señora, pues os halle. (de rodillas.)
GLORIA:
¿Por qué no queréis mi vista?
ALEJO:
Fuera el decirlo altivez,
yo no lo puedo explicar,
vos sí lo podéis saber.
GLORIA:
Y si no quito el rebozo.
ALEJO:
Ya por mí gloria tendré,
si no fuere a vuestros ojos,
el quedar a vuestros pies.
GLORIA:
Levantaos,
¡qué respectivo!
bien distinto está de aquel
que al primer paso de entrar
pidió la gloria de ver.
¿Quién sois joven?
ALEJO:
Soy Alejo,
de chipre príncipe que
peregrino en vuestra busca
ando ha mucho, ha poco entré
en mi patria de quien vos
por más dicho cielo hacéis.
GLORIA:
Príncipe heroico que entraste
flor deste jardin a ser
dando a la rosa desmayos,
dando celos al clavel,
donde tu atención constante,
tu discreta sencillez
enseña al jazmín verdad,
a la Clisie acuerda fe,
aunque medroso o valiente,
porque esto más propio es
no te atreves a mirar
y te atreves a creer,
yo que de mi vista gusto
que logres el alto bien,
aunque para merecerla
no haya caudal en tu ser,
quiero proponerte aquí
las condiciones con que,
si es que aspiras a mi vista,
te has de introducir.
ALEJO:
Tened,
ya yo por todas estoy
sin orillas.
GLORIA:
Las diré.
ALEJO:
¿Porque, si ya las concedo,
sin escucharlas?
GLORIA:
Porque
al examen queda mal
aunque a la fe quede bien ,
primeramente tu reino
tu estado, fausto y placer
has de renunciar por mi.
ALEJO:
¿Parece no os conocéis
adonde un mundo era nada,
decidme una chipre qué es?((No queda muy claro lo que quiere decir la copia original))
GLORIA:
También habéis de dejar
le belleza a quien queréis.
ALEJO:
Eso solo no es posible.
GLORIA:
¿Cómo decís?
ALEJO:
Como fiel,
ni por ver vuestra hermosura
dejaré vuestro querer.
GLORIA:
¿Qué discreto que está advertido?
Vuestro albedrío también
habéis de dejar por mí,
y al fin todo vuestro ser
sin escusa, sin reserva
que de amor en esta ley
el que me tuviera a mí
ni aún a si se ha de tener.
ALEJO:
Tiempo ha bellísima Gloria
que por vos de mí no sé
si soy vuestro ¿que pedis?
GLORIA:
¿Con que en todo concedemos?
ALEJO:
Es afrentar mi fineza
el repetirlo.
GLORIA:
Está bien
ya hallé el hombre que buscaba,
haya música y placer
que hoy Alejo generoso
es despojo de la fe:
corra mi belleza el velo
para que tenga esta vez
la fortuna de lograr,
el valor de merecer.
Quita el volante y suenan dentro los instrumentos y música.
MÚSICOS:
Parabién, parabién
Alejo te den
las flores hermosas,
claveles y rosas,
las esferas bellas,
luces y estrellas,
las perlas corrientes,
luceros y fuentes,
los aires suaves,
céfiros y aves,
los hombres también.
Parabién, parabién.
GLORIA:
¿No habláis, no os parezco hermosa,
qué decís?
ALEJO:
Me arrebaté
absorto en vuestra hermosura
adonde dezir no sé
si os veo en tierra deidad
si no miro en cielo muera.
GLORIA:
Parabién me den las flores
joven en este vergel
del triunfo que a mi hermosura
ha consagrado tu fe.
MÚSICOS:
Parabién, parabién.
ALEJO:
Parabién me den los cielos
de altivo llegar a ver
sin esbozo lo divino
lo bello sin de la esquivez.
MÚSICOS:
Parabién, parabién.
GLORIA:
Parabién me de la tierra
viendo que en ella encontré
un mortal sin inconstancia,
un hombre sin interés.
MÚSICOS:
Parabién, parabién.
GLORIA:
Parabién me den los hombres,
puesto que el tesoro hallé
que qual descubierto cielo
en un campo escondido fue.
MÚSICOS:
Parabién, parabién.
GLORIA:
Ella, valerosa joven
venid a donde logréis
a vista del rey mi padre
la magestad sin desdén:
Jerusalén os aguarda
y en ella que justo es
el laurel de vencedor
con la corona de rey.
ALEJO:
Aunque todo el cielo hallé
en vuestra Jerusalén,
después del bien de miraros
ya no me queda otro bien.
GLORIA:
Vamos porque((En algunos momentos, la obra usa “porque” y “para que” indistintamente)) lo logréis todos.
ALEJO:
Todos en este se ven.
GLORIA:
Y digan flores y estrellas.
ALEJO:
La tierra y cielo también
para celebrar mi dicha.
GLORIA:
Para aplaudir vuestra fe…
TODOS & MÚSICOS:
Parabién, parabién. (Vanse.)
Salen Remolo y Roma.
REMOLO:
Como os cuento, Roma hermosa,
por vuestra belleza rara
dejé la gloria porque es
mi fineza tan hidalga
que el cielo en la posesión
doy por vos en la esperanza ,
y así vuelvo a vuestro ojos
donde os acuerdan mis ansias
la pretensión es admitido
o por influjo o por paga.
ROMA:
Ni a mí, ni a vos está bien ,
Remolo, en tan justa causa
que compre vuestra fortuna
a cuesta de mi confianza:
mi primer empleo ha sido
Alejo, ausente se halla
y no quiero que presuman
que fue mi fe tan liviana
que de ausente puede hacer
lo que no hice de mal paga:
a todo tiempo que vuelva
a su corte veré cauta
lo que a mi esperanza debo,
y si esta me desengaña
entonces sin ser mudable
dejaré de ser ingrata.
REMOLO:
Que puedo aguardar señora
si encuentro en vuestras palabras
por satisfacción los celos,
los miedos por esperanzas.
ROMA:
Aguardando que vuelva Alejo.
Sale Mirlina.
MIRLINA:
Si vendrá, que aunque en distancia
se mira tan superior,
mi poder o ciencia rara
a vuestros ojos presente
le hará, dando fin mi gracia,
a tanta duda gemida
y a tanta fé suspirada.
ROMA:
En hora buena te vea,
gran Mirlina.
REMOLO:
Ilustre sabia.
ROMA:
Haced que parezca Alejo.
MIRLINA:
Primero a superior causa
ordena mi providencia,
que a las dos hermosas damas
que yacen a media vida,
porque sin mitad del alma
vuelvan a su ser primero,
pues el sitio que las guarda,
aquí país o vosotras
hermosuras desdichadas,
que entre la vida y la muerte
ya tocáis la sombra infausta,
en mortaja de azucena,
en túmulo de esmeralda,
salid del profundo sueño,
romped la débil mortaja,
Sabina, Aglaes.
LAS DOS:
¿Qué dicen?
Levanten las ramas que las cubren.
SABINA:
¿Quién nos busca?
AGLAES:
¿Quién nos llama?
Salen Falanjes y Guión.
FALANJES:
Hacia aquí las voces suenan.
GUIÓN:
¡Válgate a Dios por fantasmas!
MIRLINA:
Príncipes, damas ilustres,
que con porfía tan rara
a Alejo esperáis haciendo
en demostración tan alta
ejemplo de la firmeza,
el sexo de la inconstancia,
todos renacidas luces
que entre las sombras opacas
del encanto conservaste,
por admiración preclara,
no solo la misma vida
más también la misma llama,
oídme que rompo el velo,
pues ya mis voces desatan
del metafórico asunto
el emblema. Yo la sabia
providencia soy de Dios,
quando a Alegoría pasa
el auto porque ninguna
el nombre mejor alcanza
de sabia que su divina
providencia, esta miraba
el llanto que por Alejo
su esposa, su madre y patria
hacen, que en esta poesía
todas tres pasan por damas,
yo pues providencia justa
para poder conservarlas
su vida, que en tal extremo
de dolor ya peligraban,
al encanto las llevé
de sus dulces esperanzas,
donde duraron de ajenas
o vivieron de engañadas,
cuando el raudal de su llanto
rápido las anegaba,
de quién es similar el río,
donde cayeron incautas,
volviendo al supuesto cuento,
donde las cidras retratan
a las esperanzas verdes,
en que su vida se alarga,
pasando a otra alegoría,
Remolo que desencanta
a Roma pues de una aldeya,
que fue en su primera infancia
donde arrinconada estuvo
del mundo a corte la pasa,
quedando el empleo amado
de sus altas esperanças.
Remolo aquí esta historia
otra alegoría entabla,
y dejando sombra y cuento,
volviendo solo a la farsa,
a ti Remolo te riño,
la osadía temeraria
de escudriñar los secretos,
de las ciencias soberanas,
aventurando las vidas
que mi piedad sustentaba
en el sueño deste encanto,
hasta tener más templadas
sus pasiones y pues ya,
destas prodigiosas damas,
a quien conservé dormidas,
capaz el dolor se halla,
de resistir tanto golpe,
con vosotras admiradas,
queden al mirar de Alejo
la fortuna soberana,
donde la corona envidia,
cuanto ya del trono pasa
oh vosotros poderes soberanos,
contra quien no hay distancia, ni eminencia,
pues rendís lo imposible, a vuestras manos.
Hijos al fin de mi divina ciencia.
Presente mostraremos a estos humanos,
Aunque se esté tan lejos, y a su esencia
A Alejo soberano y su vitoria,
a todo el mundo quede por memoria.
Descubren un trono y en él Gloria y Alejo.
MIRLINA:
En este soberbio trono,
que apenas la vista alcanza,
veis Alejo y veis a Gloria,
dos vidas sí con un alma,
ya su corona le ciñe,
ya por su esposo le aclama,
porque por ella dejó
dama, reino, padres, patria.
AGLAES:
¡Alejo con gloria, cielos!
SABINA:
¡Qué dolor!
AGLAES:
¡Qué pena!
SABINA:
¡Qué envidia!
ALEJO:
Dichoso mil veces yo,
dulce esposa soberana,
que a tan poco precio pude
comprar una fortuna tan alta.
GLORIA:
No menos dichosa yo,
pues tu Alejo me restauras
la fé que andaba perdida
o de inconstante o de varia.
ALEJO:
Eres de mi dicha el centro.
GLORIA:
Tu de mi beldad la palma.
ALEJO:
La corona de mi suerte.
GLORIA:
El esmalte de mis gracias.
REMOLO:
A Alejo veo, pero
el atreverme a clara
luz de Gloria, quedo ciego.
FALANJES:
A mí lo mismo me pasa.
ROMA:
También no puedo mirarla.
MIRLINA:
Pues tú Roma su faz rara
tienes de ver más falanges,((Puede ser una referencia al personaje Falanjes))
Remolo no han de lograrla,
Sabina y Aglaes sí
porque anda pisar las plazas
de Jerusalén celeste,
ya de Roma acompañados.
FALANJES:
Quanto más lo disuades,
más se empeña mi arrogancia
en verla la vista aplicó.
REMOLO:
¿He de beber en sus gracias
la luz águila subió?
MIRLINA:
Castigue vuestra ignorancia
esta nube, que a su cielo
de vuestra sombra separa.
Cubre-se el trono.
FALANJES:
Se escondió, cielos valedme.
GUIÓN:
Buenas noches, camaradas.
REMOLO:
Ya señora que de Alejo
la fortuna os desengaña
sea de mi amor el premio
vuestra mano.
MIRLINA:
No hay negar,
porque es empeño gustoso
de mi disposición alta
que Remolo siendo tuyo
en dicha tan elevada
empiece un imperio heroico
cuyas extendidas ramas
cerquen en cordón dichoso;
toquen desde donde el Tiber corre
hasta donde el Indo baña.
GUIÓN:
Para que una dama case,
menos preludio le basta.
ROMA:
Siendo disposición tuya,
sujeto mi mano blanca
a su imperio.
GUIÓN:
Y no hace mucho.
REMOLO:
Tu esclavo soy, Roma amada.
SABINA:
Y yo de un retiro escojo
solo las sombras opacas,
que sin Alejo no quiero
otra dicha, consagrada
allí al cielo pasaré
a los empleos del alma.
AGLAES:
Y yo te haré compañía.
GUIÓN:
Mirad lo que hacéis, muchachas,
que sí si os gusta el dolor,
eis de volver a la plaza.
MIRLINA:
Calla loco, ese designio
a vuestra firmeza esmalta
ilustres damas y aquí
pide perdón de sus faltas
ingenio, que torpe escribe
de aquel que afectivo ama.
F I N
Diplomatic Transcription
Works by Soror Maria do Céu
- Enganos do Bosque, Desenganos do Rio. I e II parte (1)
- Adágio 3 - Nestas casas que aqui vedes
- Adágio 4 - É uma negra boçal
- Adágio 5 - Sou cambraia, porém sem fio
- Adágio 6 - Na fresca aurora sou dama prezada
- Adágio 7 - Filho sou de um monstro horrível
- Adágio 8 - Sou alva mas de má cor
- Adágio 9 - Era um moço comprido, negro e feio
- Adágio 10 - Eu sou uma ilha escura
- Adágio 11 - Uma mulher que apanhou
- Adágio 12 - Levo a primazia às mais
- Adágio 13 - Sou neste mundo a mulher
- Adágio 14 - Ontem fui flor
- Adágio 15 - Nasci entre gente nobre
- Adágio 16 - Terra dura os produziu
- Adágio 18 - Ando encoberta a fugir
- Adágio 19 - Vá fora a negra e mulato
- Adágio 20 - Sirvo ligeira e forte
- Adágio 21 - Ouça senhora condessa
- Adágio 22 - Sou ouro, mas confesso
- Adágio 23 - Estou na boca da dama
- Adágio 24 - Eu e um mancebo sim
- Adágio 25 - Nasci na casa de Deus
- Adágio 27 - Em uma monção ditosa
- Adágio 28 - Hei-la vem sem se sentir
- Adágio 29 - Todo o dia em um canto estou
- Adágio 30 - Por um caminho achado
- Adágio 33 - Com um homem muito forte me abracei
- Adágio 34 [primeiro] - Fui com estudo criado
- Adágio 34 [segundo] - Cara feia, pequeninho
- Adágio 35 - Se com discurso não bronco
- Amor es fe
- Aves Ilustradas (1)
Miscellaneous Works by Soror Maria do Céu
Posted
21 December 2022
Last Updated
10 October 2024